6.5.06

Zarpullidos (I)

En la oscuridad de la carpa recorrí el eje de su rostro, desde la raíz de su pelo... bajando por el llano de su frente. Caminé por la rectitud de su tabique hasta caer por el precipicio que une la nariz con su boca. Deambulé por el cauce de su respiración y por fin llegué a los labios, que dibuje incansablemente hasta reconocerlos en mi memoria. Atravesé su mentón y bajé suavemente con la punta del dedo por su cuello hasta su pecho. En ese momento, que podría haber sido el feliz inicio de mi vida sexual, justo en ese instante, entró la maestra, acabando cruelmente con mi precoz reconocimiento del sexo opuesto.

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