28.4.06

Perfil del psicópata según Bersuit (2000)

1- Toma el rechazo como señal de buena onda.
2- Rompe culos en seco y acaba al primer sacudón.
3- El más grande psicópata de la humanidad se hace llamar Dios.
4- El psicópata no amenaza con matar, sino con suicidarse.
5- La libertad del psicópata comienza y termina en la cuarta dimensión.
6- El psicópata considera a sus amigos y familiares como su capital.
7- Sólo se torna afectivo bajo el efecto de drogas pesadas.
8- Acapara la atención de cualquier modo, siempre es el centro de la fiesta.
9- Todo fanático es psicópata por naturaleza.
10- Ante el dolor ajeno más exasperante sólo expresa irritación.
11- Detrás de toda persona que demuestra exagerada humildad se esconde un tremendo psicópata.
12- Al día siguiente del bardo aberrante el psicópata no recuerda absolutamente nada.
13- La duración de la visita de un psicópata es directamente proporcional a los artículos de consumo que poseas.
14- El psicópata se refugia en el calor del arte para perpetrar la más fria psicopateada.
15- Parece que sabe de todo pero no hace nada.

Espejo

25.4.06

Águeda

Hace tiempo que espero y no deja de llegar la nada. El silencio no asusta mis sentidos, los disturbia de todas maneras. Nunca llega eso que anhelo y es sin forma, nunca llega y desespera el alma. Aguanta. Añora.

Una vez volé, después no supe más y empecé a reptar. Y así hace siglos me desplazo por la tierra, me adapto a sus formas y me lleno de astillas. La eternidad nunca se acaba, es el tiempo detenido en un momento que no pasa jamás. A veces me pregunto quien soy, pero nadie me contesta. Nadie tiene porque saber lo que me pasa. Nadie tiene porque saber cuanto me pesa esa que habita en mi morada, la que no me deja respirar y me tiene prisionera. ¿Cómo puedo hacer para matarla? Nadie tiene la respuesta a mi insistencia, nadie más que yo, pero no puedo hallarla. Quizá debería esperar la muerte y su reposo, pero ella nunca va a alcanzarme, alguien quiso que mi respiración nunca acabara.

Hace tiempo esperaba, y lo sigo haciendo. Me fundo en una alucinación donde percibo el tiempo como un túnel que transito simultáneamente, viviendo el pasado y el futuro en el mismo segundo, porque el presente no existe. Así transcurre mi existencia -aún no me atrevo a llamarla vida– tratando de llenar lo que viene con sensaciones que alguna vez me hicieron sentir tibia. Me siento al sol, cierro los ojos y me pierdo en el pasado, que reemplaza ese momento en el que, paradójicamente, dejo de sentir ahora para sentir ayer. Y pienso.

Vivir algo que no existe es peligroso, porque, ¿Qué pasaría si nunca ocurrió en realidad? No sólo sería la mentira de algo que no esta sucediendo sino también la doble mentira de soñar algo que nunca pasó. Todo un fraude. Darle rienda suelta al monólogo interno es peligroso también. Nunca sé cuando ella va a querer asesinarme, asfixiarme, volverse yo y engañar a todos los que me saben bien. Ella viene para desarticular mi ¿vida?, esta farsa bien representada, para después desaparecer. ¿Qué pasaría si todo nuestro mundo tal como lo conocemos no estuviera ahí? Una hoja en blanco. Nadie ni nada. Ni plantas, ni animales. Ni tierra, ni agua, ni fuego, ni aire. Vacío. Quizá todo volvería a empezar.

Bueno, supongo que si eso sucediera nosotros tampoco estaríamos acá, yo escribiendo y vos leyendo este papel que tampoco sería real. ¡Uff! Miro alrededor y todo está en su lugar. Que alivio. Aunque no te pueda tocar, no sepa como sos o donde estás. Aunque en el fondo estamos seguros, convencidos, de que basta con el viento para que se desvanezca la fachada, pero es un viento que quizá nunca va a soplar. Si supiera cuando va a pasar, dejaría mi espera... la dejaría para después. Hoy necesito más que nunca de tus servicios, querido.

Hace tiempo te estaba esperando. No es que seas exactamente lo que deseaba pero... ahora sé que somos dos.

Tus ojos

Tus ojos revelan la mirada del hechicero.
Nigromante, tus pensamientos pueden hipnotizarme.
Tus manos son las del guerrero; amigo y amante.

24.4.06

Una sombra y su hombre

Un hombre con su sombra aparecen a lo lejos caminando por la calle. Suben a la vereda, él lleva un sobretodo gris y un sombrero marrón, ella va negramente desnuda. Llovizna, la noche es cerrada. Él va con la cabeza gacha y un cigarrillo colgando de su boca. Ella levanta la mano al cigarrillo, le da una pitada y desaparece por la esquina.

5 X 2, diez

Ella le hablaba al oído mientras él dormía. Ella le decía cosas que no quería que él escuchara en vigilia. No quería darle el poder de saber lo perfecto que lo encontraba en ese estado de placentera quietud.

Siempre que tuviera los ojos cerrados no podría mirarla con desprecio. Siempre que tuviera los labios juntos no podría herirla. Siempre que estuviera así, ella podría hacer de cuenta que él era todo lo que ella necesitaba. La piel oscura, las pestañas eternas y todo lo demás.

Un día él durmió, pero ella aún pudo ver el desprecio en sus ojos y la herida en sus labios. Entonces desapareció.

20.4.06

Masacre

Crónicas en sueños

-I-

Esa mañana sucedieron las cosas más extrañas. Creo que todo comenzó la madrugada anterior, cuando desperté sobresaltada por un sonido que me hizo acordar a un helicóptero. Me pareció que venía del patio, pero no me animé a investigar. Pasó el día y casi pasó la noche.

Como decía, esa mañana pasaron cosas raras. Mis gatos miraban hacia la escalera con los ojos desorbitados. Todavía era de noche, afuera los perros aullaban. De repente, un zumbido rítmico y repetitivo hizo temblar los vidrios de mi cuarto durante varios minutos. Silencio. Nuevamente el zumbido con la misma exacta cadencia, pero esta vez era el motor de la heladera. Y después todo junto: el helicóptero en el patio, los perros, el zumbido, la heladera…

Fue sólo un momento, pero alcanzó para que no pudiera volver a dormir, así que comencé a escribir estas líneas. Después de un rato logré conciliar el sueño y me desperté en un escenario industrial, casi de post guerra. Entré en un dispensario derruido donde me atendió una enfermera. Me hablaba, pero únicamente pude distinguir la palabra “extraer”. De un momento a otro sacó una jeringa con una aguja de unos 15 centímetros. Yo estaba convencida de que sería para sacarme una muestra de sangre, pero en vez de apuntar al pliegue de mi codo comenzó a introducirla lentamente en la articulación de mi hombro.

Me acordé de una tapa de la Fierro, un dibujo de Chichoni. Y más tarde, cuando levanté las persianas, no había nada.

Preguntas




Pero la pregunta es…
¿Dónde termino yo y donde empieza la máscara?
¿Dónde termina la máscara y empieza el ave?
¿Dónde termina el ave y empieza el vuelo?

Estallido