18.6.12

Deconstrucción

Elije un paradigma
Síguelo ciegamente el resto de tu vida
Deja de crear
Deja de crecer

Hazte invisible para los demás
Desaparece lentamente.



"Pasht el gato vela por el Sol aplastando bajo su pata la cabeza de la serpiente de las tinieblas. Mau es el vidente en lo oscuro.
La Luna es el ojo del Sol porque reflejaba la Luz solar y porque su ojo reflejaba la imagen en su espejo bajo la forma de la diosa Pasht.
La anatomía es el destino"
Sigmund Freud

2.6.12

V

Solía ser un sueño recurrente:
se abría el cielo nocturno
apareciendo la via láctea,
corriéndose las estrellas
caían juguetes y ositos.
Temía que,
como un imán a la inversa
nos chupara hacia arriba,
hacia la muerte,
hacia el centro de la sombra.




8.4.12

Invocación

Bajo esta luna, sobre esta tierra, me encuentro.
Siembro la vida, doy a la madre, me entrego al cielo.
Aquí estoy, esto soy, así me ofrezco.Canto a la lluvia, sigo mis pasos, busco el camino.
Escucho lejos, tambores llaman, voy hacia ellos.
Cruzo la selva, vuelvo en el ritmo, surco los mares, bailo en el viento...


25.1.11

Iansañ


LLegó Iansañ a revolverlo todo. Entró por la ventana. Me había sentido incomodada por el viento desde que me instalé en ese departamento, me llamaba la atención el ímpetu y lo intempestuoso de sus apariciones, llevándose postales, cartas y puertas por delante.
Me tendí en la cama y apareció ella. Voló papeles y fotos, cerró las persianas, estampó la puerta. Oscureció el ambiente, espesó el aire. Me recordó un pedido de hace algunos meses, y recién ahí entendí su presencia. Había estado todo el tiempo conmigo, yo la había llamado.
Una alabanza, un baile... se que cuando el viento cese los cambios habrán terminado.

20.2.09

Crónicas en Sueños

IV
(Arequipa)
Entro en la habitación y, con la luz todavia apagada, cierro la puerta. Pongo la traba. Siento un escalofrío que recorre mi espinazo y con el apuro del miedo prendo la luz. Al darme vuelta, la veo, alli en el espejo, mirándome a los ojos. Intento sacar la traba sin suerte. Es tarde.

4.12.08

Posesiones inmateriales

Tengo estrellas que brillan en la noche pegadas en el cielo de mi habitación.
Tengo los mapas del tesoro de mis dias, con infinitas rutas alternativas, pegados en todas las puertas.
Tengo instrumentos de viento, percusión y cuerda que se tocan solos, esperando las manos de algún desconocido conocido.
Tengo almohadas de colores para reposar los sueños y mochilas vacías para ser cargadas con ellos.
Tengo esas mochilas con sueños para ser puestos en marcha y un ánfora liliputiense donde escondí el universo.
Tengo una casa rolante que me abriga y me cobija todo lo que mi ciudad no ha sabido hacerlo.
Tengo un cuaderno electrónico donde caben muchos mundos, pero no todos.
Tengo miles de historias encerradas en rectángulos de papel plegado y tinta.
Tengo también una cama de goma eva y una frasada de pluma que se hace un paquetito casi cuadrado.
Tengo cortinas fotocromáticas donde se ocultan los fantasmas.
Tengo un lápiz dorado de mil colores, y espirales que brotan de ellos y se expanden en el universo.
Tengo tu amor en éste y todos los mundos paralelos.
Tengo lucecitas, exactamente siete, que se prenden y me llaman cuando me pierdo.
Tengo cajones para sostener un tele que no veo.
Tengo discos de pasta y una bandeja con un angelito de 25 años.
Tengo sombreros que uso a la sombra y paraguas abiertos bajo techo.
Por último, tengo una cúpula escalonada que llega al cielo y cubre el colchón de nubes donde reposa mi cuerpo.

4.11.08

Divagues de un atardecer diletante

Me siento en la terraza con mi mate cotidiano... le pongo esas perlitas de anís que antes no me gustaban y que lo hacen aún mas amargo de lo que vos alguna vez llegaste a probar de mis manos.
Va de nuevo.
Me siento en la terraza con mi mate amargo a pensar en las partículas que pasan de un lado a otro del reloj de arena de mi tiempo, si es que algo significan... comienza a llover, una por una caen espaciadas unas gotas gordas sobre mi brand new notebook y lo mejor es que no me importa. Igualmente, y por las dudas, me doy vuelta y cubro con mi cuerpo el artefacto que reposa sobre mis ya cansadas rodillas.

Drexler canta pero no en mi oído. Cierro los ojos y te veo recortado en los cumulus nimbus del horizonte que se esconde tras los edificios de la ciudad que me vio nacer, esa ciudad que no me acuna ni me abriga. Los días son más largos. La brisa se lleva mi pelo al infinito, mi pelo larguísimo que crece sin un fin aparente, sin final ni finalidad.
Miro de soslayo y busco una frase en los cuadraditos marrones que componen el suelo donde poso mis huesitos acolchados, algunos claros y otros oscuros (los cuadrados, no los huesos), mosaicos que alguna vez fueron elegidos de entre otros de un catálogo y ahi la veo, un escarabajito rojo con manchitas negras, una vaquita, dura como un fósil en un museo, que me mira desde abajo. No soy supersticiosa, pero...

Por un momento me pregunto si ese representante de la buena suerte, tan muerto como puede estarlo un insecto muerto -¿Son insectos los escarabajos? Nota mental: consultar con el amigo biólogo antes de darle fin al relato. Nota mental 2: ¿Son escarabajos las vaquitas?-, me pregunto si es una metáfora que me regala el atardecer como una respuesta contundente y concreta a mis telúricos, inútiles y para nada concretos dilemas.