15.2.25

Ritual de creatividad

Para un buen ritual de entrada a la dimensión creativa, no deberían faltar ni el mate ni el silencio.

Tampoco un momento de reflexion frente a la inmensidad de, por ejemplo, una ventana que de a la infinitud del mar, la aparente calma de un lago o al imponente misterio de los cerros. 

La creatividad despierta en un corazón vivo y una mente bien alimentada. 

No está demás guardar el miedo a la mediocridad en un frasco bien sellado, para que no se escuche el veneno de su susurro entre las herramientas de trabajo; y silenciar las voces de quienes jamás salieron de entre los barrotes rancios y oxidados del encierro en el deber ser.

También, por supuesto, cómo elemento indispensable, será necesario un gato.

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