Mientras yo escribo prólogos
vos escribís epílogos.
Parece que si me rompo
no importa
yo sola me junto las partes
las sello con agua de oro
para ser
un antiguo jarrón japonés
que puede contener nada
o todo
pero es mío
y se lo doy a quién yo quiera.
No se va a escapar
por las grietas
del corazón de nadie.
No me va a dejar vacía
de poesía
no me va a dejar.
Porque es todo lo que necesito
y está aquí dentro
en mis órganos
arrugados de tanto estrujarse
para sacar hasta las últimas gotas
del jugo de otras frutas
para regar el campo fértil
donde
alguna vez
nos amamos.
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