15.2.25

Ritual de creatividad

Para un buen ritual de entrada a la dimensión creativa, no deberían faltar ni el mate ni el silencio.

Tampoco un momento de reflexion frente a la inmensidad de, por ejemplo, una ventana que de a la infinitud del mar, la aparente calma de un lago o al imponente misterio de los cerros. 

La creatividad despierta en un corazón vivo y una mente bien alimentada. 

No está demás guardar el miedo a la mediocridad en un frasco bien sellado, para que no se escuche el veneno de su susurro entre las herramientas de trabajo; y silenciar las voces de quienes jamás salieron de entre los barrotes rancios y oxidados del encierro en el deber ser.

También, por supuesto, cómo elemento indispensable, será necesario un gato.

13.2.25

Instrucciones para morir


Deslizarse suavemente desde los extremos hacia el centro.

Reptar con las manos y los isquiones, según toque estar acostada o sentada, explorando las texturas del espacio.

Derretir las articulaciones hacia la tierra y dejar que ésta absorba el cansancio.

Desaparecer lentamente mientras se van las últimas luces del día.

Hacer silencio.


Ejercicios con @escritura.enmovimiento ❣️

31.1.25

Ventanales y o\tras\luces

 

Cuando escaparme del mundo

era irme con vos

las sabanas 

nos quedaban chicas


Ahora, si me deslizo bajo fondo

y repto hacia el final 

el universo se cierra 

detrás mío


Un cielo de mantas pesa oscuro

luces fatuas se encienden

y manchas de sal

juegan al trasluz 

de mis sentidos 


El Nunca Jamas me espera

para detener el tiempo 

volver a ser crisálida

y contener mis años

en su ombligo.

9.12.24

Antigua melodia de la tierra

En la quietud de la tarde
puedo escuchar tus pasos
sobre la húmeda arcilla.

Puedo intuir
el croar de las ranas
en cada poro de su piel
vieja y surcada por el viento,
que lleva su canto como brisa fresca
y despierta un pastizal dormido
en cada primavera.

Antigua melodia de la tierra.

7.12.24

Mover adentro y afuera - jitanjafora

 El papiero chedoro tiesosnete la frentosera.
La mazobrano laduinola hacia farvelera.
Esteloro pulserulo válleme a jorir,
veyo al papisero labreso raderaca,
gosi sopulimle y rópeme.


Me observo de cerca, me miro en macro. Me cuesta salir de los lugares comunes y hacer foco. Muevo esto y aquello, y todo mi cuerpo se mueve a la vez.
Nombrar antes está bien, nombrar durante no tanto, es más difícil… siempre hay un “antes”.
Tengo sueño. Tomo nota, y tomo mate. ¿Qué más?

Impresiones del hogar en Villa Chartas

 No tengo muchas ganas de hablar hoy, volví a pintar y me llama el lenguaje del silencio.

Esto de improvisar palabras en voz alta no se me da fácil, cuando alguien me hace una pregunta y no me da tiempo para procesar no sé qué decir, casi siempre me quedo muda.
Prefiero escribir.
A las 6 de la tarde, la luz de la ventana en la pared dibuja formas Art Nouveau y descubre un vidrio de colores fríos entre los demás que acunan la calidez del sol.
¿Cómo un rayo cálido puede volverse frío ante ciertos tactos?
¿Podría concluirse que el frío tiene preponderancia sobre la calidez?
Como si tuviera un gen dominante.
Quizá busque destacar entre los demás.
Quizá sea solo magia.

No hay resonancia
mi casa-útero no tiene eco
eco
eco
eco ECO
ECO eco ECO
El cuerpo está en silencio
no hay nadie
nadie hay /enlacasa/
Estam(d)os (d/e)n/ calma |:|

Una tarde en Salta (microrelato)

Estaba como quería, relajada en la terraza al pie del cerro, con su ladera detrás y la morgue del Hospital San Bernardo de frente. Tomaba mate con la Camila, la gatita de la casa, cuando sorpresivamente una bandada de pájaros y otros bichos salió en estampida desde el cerro hacia el centro de la ciudad. Primero fue el sonido ensordecedor, luego la nube negra en el cielo y finalmente el desequilibrio.

Movimiento. Temblor. ¿Sismo?
Si, era un sismo, que así como vino, pasó. El momento fue como una peli yanqui de catástrofe post apocalíptica, pero pasó. En esa época yo era joven y aguerrida así que no me preocupe demasiado. Tome unos mates más, me relajé de nuevo.
Mi sistema digestivo también se relajo y me fui para el baño.
Movimiento. Temblor. Sismo.
Siempre supe que la muerte me encontraría sentada en el inodoro pero, que me encuentren los rescatistas de turno en ese estado, hubiera sido demasiado.

24.11.24

Fantasia (micro relato)

 "En el fondo del pozo parecía de noche, sin estrellas y sin fin." Me sumergí en la oscuridad espesa del infinito con un salto juguetón, un brinco como de cabrita que pasa por encima del alambrado burlando la vigilancia. La espaciosidad sin límites que se abría paso me llamaba como un universo de múltiples posibilidades. 

Salté, y la caída se hizo tan larga que, en realidad, más que caer parecía que flotaba. Estaba como suspendida en el aire, un aire denso, casi con una textura gelatinosa. Aún así, algo avanzaba, sentía el vértigo en las venas y en la piel. Mi cara se empezó a deformar y me di cuenta al percibir que mis mejillas, que siempre habían sido más bien carnosas, se estiraban para arriba hasta la altura de mis ojos, los párpados se abrían, también, con las pestañas haciéndose cada vez más largas y las orejas, bueno, las orejas ya eran algo indescriptible. 

Todo mi cuerpo se resistía a caer, generaba fricción con el gel que me mantenía suspendida en caída libre en un juego de fuerzas y equilibrio. 

En algún momento empecé a sentir frío, la piel se estaba separando de la carne, luego la carne de los huesos, los huesos se desplegaron en segmentos por articulación, luego en células y partículas. Pero todo se dio de una manera muy natural, eh. ¿Miedo? no, miedo no tuve, se sintió como desnudarse. Se sintió como Libertad.


* El entrecomillado pertenece a la escritora Ines Garland.


Huellas (micro relato)

 Es curioso cuando, de pronto, tenes toda la cama disponible para vos pero seguis durmiendo en el mismo huequito de siempre. Ya esta moldeado, es comodo, tiene hasta la forma de tu cuerpo. Entonces en vez de expandirte y ocupar todo el espacio a lo largo y a lo ancho, explorar las diagonales, rodarlo de lado a lado o hacer figuras te quedas en "tu" rincón.


Sera por eso que, cada tanto, es bueno dar vuelta el colchon; y, si las marcas ya no se dejan retornar a su forma inicial y la cartografía de la superficie te hunde, definitivamente, cambiarlo para volver a encontrarse en los llanos.

Sobre la libertad (micro relato)

Hace un par de semanas nuestro gato se escapó de casa y se pasó ocho horas afuera, descubriendo el mundo, después de 2 años de una acomodada y segura vida en el departamento. Desde ese día, no lo podemos convencer de que se quede dentro, demanda tener la ventana abierta para ir y venir a cualquier hora, y nos despierta a las 6 de la mañana para que le demos pista. Dicen que los gatos se parecen a sus dueños, o subliman cosas de los humanos con los que viven.

Me hizo pensar mucho en el momento post pandemia, cuando había una gran avidez por hacer cosas y socializar; y también en cómo toda esa ebullición se fue calmando después. Algunos inclusive volvieron a desear el confinamiento o, aunque sea, un retiro creativo y un poco de silencio.
Hemos tenido muchas discusiones con mi pareja respecto a viajar, migrar, lo que implica sostener un hogar; inclusive sobre la necesidad de cada uno de ser libre, a su manera. Ese día que el michi se fue de parranda justamente estábamos hablando de eso y yo dije: "¡pero si yo ni gato quería tener!". Parece que me escucho, y sonó como un decreto.
Si es cierto que los gatos se parecen a sus dueños, quizá él tampoco quiera cumplir con el mandato de tener que ser el gato de la casa, “limpiar las energías del hogar” o estar para uno cuando se puede ni con la propia existencia. Quizá solamente quiera andar por los techos, cazar bichitos y dormir al sol. Por ahora, él tiene un hogar a donde volver. Lo que no sabe el michi, o tal vez sí, es que es eso lo que lo hace libre.