Estaba como quería, relajada en la terraza al pie del cerro, con su ladera detrás y la morgue del Hospital San Bernardo de frente. Tomaba mate con la Camila, la gatita de la casa, cuando sorpresivamente una bandada de pájaros y otros bichos salió en estampida desde el cerro hacia el centro de la ciudad. Primero fue el sonido ensordecedor, luego la nube negra en el cielo y finalmente el desequilibrio.
Movimiento. Temblor. ¿Sismo?Si, era un sismo, que así como vino, pasó. El momento fue como una peli yanqui de catástrofe post apocalíptica, pero pasó. En esa época yo era joven y aguerrida así que no me preocupe demasiado. Tome unos mates más, me relajé de nuevo.
Mi sistema digestivo también se relajo y me fui para el baño.
Movimiento. Temblor. Sismo.
Siempre supe que la muerte me encontraría sentada en el inodoro pero, que me encuentren los rescatistas de turno en ese estado, hubiera sido demasiado.
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