En la quietud de la tarde
puedo escuchar tus pasos
sobre la húmeda arcilla.
Puedo intuir
el croar de las ranas
en cada poro de su piel
vieja y surcada por el viento,
que lleva su canto como brisa fresca
y despierta un pastizal dormido
en cada primavera.
Antigua melodia de la tierra.
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