No te ausentes, todavía
que aún no nos encontramos,
ni caminamos las calles al pie del cerro,
ni pasamos la tarde en el café
hablando de nuestras abuelas.
No te duermas, todavía
que faltan atardeceres,
y ríos, y amaneceres
de mates con lavanda fresca,
a la sombra de alguna tormenta
por venir.
No enmudezcas, todavía
nos quedan besos y canciones,
aromas y poesías,
esperando su momento de reír.
Y nuestros ojos,
que apenas si se han brillado
aún no se han descubierto
y están buscando soñarse
en tu jardín.
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Camino a La Caldera, Salta. 2014/15. |
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