Algunas tardes
me adelanto a la muerte
y pongo una pausa
en la memoria;
me guardo un lamento y
detengo en el recuerdo
a quienes todavía respiran.
La mariposa se
vuelve capullo
y se cubre entre
telas de araña.
Nunca pude dejar de
ser un bicho canasto.
En el oscuro espacio
de mis ojos cerrados, bailo.
