Camino por tus laderas
una vez más
bajo escaleras de piedra.
El sol entibia mis huesos
y achino los ojos,
mirando hacia arriba.
Taita Inti
te dejo entrar.
El palo santo me lleva
a tus faldas
a tus sopas y segundos,
a tu chicha morada.
Cierro los ojos
y estás
sonriendo otra vez.
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