Todo lo que escribo
habla de vos, todo.
De cómo te extraño
todos los viernes, todos.
De cómo quisiera
dormir con vos
y todos tus lunares, con vos
y todos tus cabellos.
De tus manos
que aprietan las mías
para que no me vaya
(ni en sueños).
De que sí,
prefiero dormir incómoda
porque cuando me acostumbro a tu cuerpo
tu espalda es el único lugar
donde descanso.
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